
Mucho se ha dicho de lo contaminado que se encuentra el río Bogotá, pero solo hasta que uno lo ve de cerca se da cuenta de la naturaleza del problema.
Hace algún tiempo nos encontrábamos de caminata en el hermoso
Parque Natural de Chicaque(ubicado al sur de la capital). Decidimos emprender rumbo hacia Santandercito (En San Antonio del Tequendama) en busca de tierras más cálidas y ¡oh sorpresa!, nos hemos encontrado con ésta terrible imagen: Una planta generadora alimentada por el moribundo río Bogotá.

De lejos el río se ve con una espuma blanca, como la que sale cuando se agita detergente en agua, pero de cerca, lo que se ve es una horrible capa de contaminación industrial y orgánica. Y no solo es desagradable a la vista, sino que el olfato debe sufrir con sus nauseabundos olores.

La muerte no solo esta presente en el río, sino en las riberas, los árboles y arbustos que se encuentran alrededor. Como si fuera un poderoso ácido, las aguas del río queman la vegetación que crece en las orillas del río. Adicionalmente, las rocas han adquirido un lúgubre color negro producto de los químicos y demás compuestos presentes en las aguas.
El panorama no es muy alentador y los esfuerzos que hasta ahora se han hecho para recuperar el río han sido mínimos. Tendremos que esperar a ver si algún día el gobierno a través de la Alcaldía Mayor, El Concejo de Bogotá, la Gobernación de Cundinamarca y la Presidencia de la República genera políticas al respecto y toma acciones contundentes para mejorar la calidad de las aguas que se vierten sobre el río.
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